NOTAS AL CURSO ITINERARIOS A LA ACCIÓN DRAMÁTICA

Gracias a todos los que estáis mostrando interés en este curso. Nos dirigimos a vosotros para que tengáis algunas nociones de cómo solemos trabajar.

Creemos que desde cualquier actividad que acometamos en este oficio, sean lecturas, talleres, ponencias… estamos siempre orientándonos hacia la obra que queremos hacer.

Es por esto por lo que desde el principio direccionaremos los cursos como si se trataran de ensayos. Por ello, más que una preparación individual, buscaremos una disciplina grupal, cara a la realización de dicha obra. Pensamos que uno de los pilares fundamentales del teatro es que este es un arte colectivo, en compañía, es una diferenciación básica con las otras artes. Nuestro lenguaje escénico se crea a partir de conflictos y estos necesariamente se extienden al otro, no sólo desde el texto donde existen protagonista y antagonista, sino en el campo más específico de la expresión corporal donde trabajamos para decir al otro y por tanto para la escucha del otro.

Nuestro campo, nuestro lienzo, nuestro territorio creativo, el escenario, será, por tanto, desde el principio, el otro. En un intento de posibilitar la creencia en la obra, sólo en ella es posible nuestro desarrollo íntegro como actores, estableciendo un diálogo de plena intensidad con cuanto nos rodea. Material e inmaterial. Buscaremos desde el principio una atmósfera, con cuanto podemos conseguir, lumínica, escenográfica, sonoramente y crear desde ella, no sólo componiendo una estética, sino buscando una poética. Es decir, un lenguaje propio. Para ello debemos integrar todos nuestros recursos internos y corporales, la evocación, la imaginación, y la vivencia, pero siempre para plasmarlos en nuestra epidermis, con la gestualidad, los distintos ritmos de movimiento, y hasta con una aproximación al vestuario. Y en este punto hacemos un inciso para pedir vuestra colaboración, para que trabajemos desde ropa vieja, si es posible que no sea vuestra, y no como suele ser habitual en ropa deportiva, no es este un entrenamiento para actores, sino un intento de establecer los puntos de partida hacia una obra.

Enseñar no suele ser más que descubriros lo que ya tenéis dentro, e interpretar es sólo abrir los distintos caminos posibles para encontrar a un personaje.

Según nuestra experiencia, de más de cuarenta años por los escenarios del mundo, trabajando con actores de formación muy diversa y de distintos idiomas, estos caminos se abren con más frecuencia no sólo rastreando en el texto sino trabajando con el otro dentro de una atmósfera determinada. Venid dispuestos a buscar, no a demostrar lo que sabéis hacer, la creación es un acto de fe, y ésta un salto en el vacío, sólo si saltamos, en la caída, nos crecerán las alas.

No son estos dos cursos ni materias que puedan darse por separado, es el desarrollo de un trabajo común en una atmósfera creativa, que tendrá mucha intensidad durante las seis jornadas de duración, para crear los elementos indispensables, actuantes y dramáticos, para tener apertura a esa obra que soñamos.

¿Sobre qué trabajaremos?

Trabajar en pugna con lo oculto, esto crea una imposibilidad que es un desgarro. Ese desgarro es el que en arte crea la forma.

Trabajar en un diálogo de las acciones. La poética del personaje está oculta en el movimiento. Trabajar desde la presión externa al movimiento interno, mantener la tensión hasta encontrar el ritmo. Trabajar hacia dentro, hay que encontrar el silencio de cada palabra. Trabajar buscando la profundidad desde donde brotan las imágenes, encarnadas en palabras, o viceversa. La simbología que al enlazarse crea la metáfora teatral por desarrollar. La verdadera trama más allá de las palabras.

Trabajar la irradiación, proyección de nuestra energía interior y nuestro silencio.

Trabajar no desde la consciencia de un texto sino desde su pulsión, el espíritu reposa en la corporeidad, sólo ella contiene la esencia de la vida.

Trabajar con percepciones sensitivas, extrayendo desde la memoria lo que nos haga imaginar.

Trabajar en un espacio que no es lo que vemos sino en donde estamos. Un espacio escénico que será el cuerpo del otro, ese otro que desesperadamente busco, ese otro que desesperadamente soy yo cuando hago teatro.

Reescribir el texto en la carne viva del actor. Buscando la corporeidad donde encarna el espíritu de las palabras, evitando tanto la reducción del cuerpo a un mecanismo físico como la del texto a unas medidas literarias.

¿A quién se dirige?

A quien en el teatro quiera encontrar una poética más que una puesta en escena, iniciando siempre una búsqueda que derribe lo que se establece como limitaciones dramatúrgicas.

A quien escriba con el cuerpo, o haga una escritura visual, o busque en el silencio del que nace cada palabra un espacio por recorrer…

A actores interesados en una encarnación poética del texto, a dramaturgos interesados en la escritura oculta en el cuerpo del actor…

A ti, que tienes la curiosidad o la necesidad y nunca te subiste a un escenario.